¿Puedo hacer ejercicio cuando estoy enfermo?

Hoy queremos abordar un tema sobre el que muchas personas se sienten inseguras. ¿Qué se debe pensar cuando uno se siente un poco indispuesto? ¿Cuándo es adecuado hacer un entrenamiento y cuándo es mejor descansar, beber mucho y dedicarse a relajarse en el sofá viendo series de televisión?

Consideración en el gimnasio

En general, tenemos una actitud simple hacia el entrenamiento cuando estamos enfermos: si una visita al gimnasio puede enfermar a otros, quédate en casa. Esto se aplica a la tos, el resfriado, el dolor de garganta, la fiebre y todo lo que no sea cansancio general.

Esto no significa que no puedas entrenar en casa cuando estás enfermo (más sobre esto más abajo), pero piensa en los demás cuando sientas síntomas de enfermedad.

¿Se puede entrenar en casa cuando se está enfermo?

Después de COVID-19, la mayoría de nosotros hemos entrenado en casa en algún momento. El riesgo de contagiar a otros es mínimo, lo que nos permite movernos y hacer ejercicio a pesar de sentirnos un poco indispuestos.

Aquí está el problema: Cualquier tipo de entrenamiento intenso desencadena una reacción de estrés en el cuerpo. Esta reacción de estrés se conoce como activación simpática (algo de lo que hablamos en nuestro texto sobre baños fríos). El sistema simpático consiste en varias reacciones que ocurren cuando nuestro cuerpo está bajo estrés. Tanto el sistema nervioso como el hormonal se activan para adaptar tu cuerpo a la situación desafiante, como una sesión de entrenamiento intensa. Cuando estás sano, el cuerpo responde naturalmente a esta activación, y experimentas la activación simpática principalmente como un aumento de la frecuencia cardíaca y una mayor tensión en el cuerpo.

Lo que hay que recordar al hablar de entrenamiento en relación con la enfermedad es que el cuerpo ya está trabajando antes de que comencemos a entrenar. Cualquier tipo de enfermedad es una señal de un sistema que está fuera de equilibrio. A menudo se trata de una bacteria o un virus que ha ingresado al cuerpo. Ya antes de que seamos conscientes de que tenemos un intruso, nuestro sistema inmunológico está trabajando a toda máquina, lo que se puede notar, por ejemplo, como ganglios linfáticos inflamados en el cuello o alrededor de la nariz.

Cuando estamos enfermos, nuestro nivel de estrés ya está elevado. Si luego añadimos una sesión de entrenamiento dura, corremos el riesgo de sobrecargar nuestros cuerpos, que ya están trabajando a toda capacidad, lo que puede hacernos sentir aún más enfermos.

¿Cuál es nuestra regla general?

Si notamos que nuestros cuerpos reaccionan mucho más intensamente de lo normal durante el calentamiento o al comienzo del entrenamiento, junto con la sensación de que algo no está bien, sabemos que es el momento de desviarnos de la carga de entrenamiento normal.

Sin embargo, esto no significa que debas convertirte en uno con el sofá, ya sea que decidas desviarte de tu entrenamiento o si realmente estás enfermo. Siempre que elijas el tipo de movimiento correcto, puedes seguir entrenando incluso durante la recuperación. Todo se trata de elegir el nivel adecuado (la carga de estrés).

¿Cómo debo entrenar cuando estoy enfermo?

Si no puedes resistirte a entrenar cuando estás enfermo, deberías optar por un movimiento de baja intensidad. El entrenamiento de baja intensidad puede ayudarte a sentirte mejor, y si te sientes mejor, es probable que te recuperes más rápido.

¿Qué se considera entrenamiento de baja intensidad?

Cualquier tipo de movimiento que te permita mantener una frecuencia cardíaca baja y controlada se considera entrenamiento de baja intensidad. Puede ser caminar o un ritmo suave en una máquina de cardio que te guste y que tengas en casa. También los sencillos ejercicios de movilidad pueden proporcionar un buen impulso sin estresar el cuerpo.

La clave es mantener la frecuencia cardíaca baja durante la sesión. No deberías estar jadeando ni sentir que te estás esforzando. Escucha a tu cuerpo y elige un ejercicio con el que puedas mantener un ritmo ligero.

Piensa en estas sesiones como un día de spa. Deberías sentirte renovado y lleno de energía después, no agotado.

¿Cómo debería vestirme cuando estoy enfermo?

Cuando no te sientes al 100%, es especialmente importante elegir el tipo adecuado de ropa. Los materiales que son transpirables y te mantienen cómodo pueden hacer una gran diferencia para que te sientas lo mejor posible. Recomendamos prendas suaves y ligeras que se sientan agradables en la piel. Una camiseta de manga larga, un par de pantalones deportivos y un suéter son ideales. Si vas a salir, asegúrate de mantener tu cabeza y cuello calientes. Por ejemplo, un buff y un gorro son buenos para tener siempre listos en el bolsillo, ya que no ocupan mucho espacio.

Resumen

Creemos en escuchar al cuerpo. No se trata de tener miedo al movimiento o de seguir adelante sin importar qué. Aquellos que son receptivos a sus propias señales obtienen automáticamente las respuestas. ¿Necesitas salir? Hazlo. ¿Necesitas relajar tu cuerpo después de haber estado demasiado tiempo en el sofá? Hazlo. Si te sientes inseguro sobre lo que tu cuerpo está señalando, definitivamente debes consultar a un médico.

¡Cuídate!